Recuerdo hace muchos años, la confección de gráficos Gants en la realización de proyectos, para tener identificadas las tareas, sus tiempos de ejecución, los recursos asignados junto a los tiempos; Quienes trabajamos con esa herramienta sabemos que era muy útil, pero la real problemática de la gestión de proyectos pasaba por otra parte. La “estructura de poder” en las organizaciones, instalada formal o informal, el perfil de las personas involucradas en construir el proyecto, los impactados en forma indirecta en la gestión de proyectos, la actitud de los sponsor, etc. etc. etc., también formaban parte del resultado final del proyecto y no se median adecuadamente.

 
No se le daba en las primeras metodologías de gestión de proyecto, la importancia que merece, a la comunicación entre las personas, la empatía para entender al "otro" y el trabajo colaborativo, entre muchos otros aspectos. Quienes son profesionales de la gestión de proyectos saben de las diferencias existentes, de por ejemplo, entre el PMBOK 3 al actual PMBOK 7. (https:/www.pmi.org). Y los que son del área de sistemas, bien han sufrido, tener que trabajar con metodologías de gestión de proyectos no orientadas para construir software hasta que apareció Agile.

 
Hoy, la tecnología brinda oportunidades espectaculares para encarar la gestión de proyectos en las Pymes. Pero es necesario resaltar que sin una decisión explícita de cambiar la forma de trabajo por parte de quienes dirigen una Pyme, esa espectacularidad, se convierte en una pérdida de tiempo, recursos y por sobre todo de desmotivación en el crecimiento personal y profesional de todos los involucrados. Todo es pérdida. Hay que entender, que esta nueva forma de trabajo, que ha sido asumida de hecho por el mercado, nos impactará tarde o temprano a la gran mayoría, si es que aún no la hemos adoptado.

 
Es necesario considerar, que de nada sirve cambiar una forma de trabajo si no estamos convencidos de ello. Por lo cual, se sugiere primero, revisar las prácticas que se desarrollan en los procesos actuales de la organización para tomar consciencia de en donde estamos parados, preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos y cómo lo hacemos. Amerita cuestionarse: ¿Cuál es el proceso decisorio que se tiene implementado en la organización? y preguntarse si ¿es el adecuado para la situación actual’.
Un cuestionamiento clave para el número uno de la organización, es, auto cuestionarse . ¿Estoy dispuesto a cambiar? Sí sí, cómo lo hago internamente? y luego ¿Cómo lo materializo?. Cuestionarse también: con la delegación de tareas y decisiones ¿cómo andamos?. ¿Sigo haciendo lo mismo de siempre aunque la empresa ya no es la misma de lo que fue cuando la inicié?

 
Las respuestas positivas para encarar el cambio abren el camino para que la tecnología pueda ayudar. Hoy existen herramientas colaborativas como el Bitrix24 que brindan una serie de funcionalidades acordes a las nuevas necesidades del trabajo en las empresas. Pero considerando el principio hermético de “Como es arriba es abajo” así sucede también en las organizaciones. La cultura empresarial de la organización se constituye por la acción o la inacción de sus integrantes, comenzando, por el número uno de la organización. Si querés iniciar el desafío del cambio, aquí en el Centro de Pymes, de tu universidad, estamos para ayudarte y acompañarte en toda esta problemática.